¿Qué es la pobreza energética?

Tener claro qué es la pobreza energética es el primer paso para entender la complejidad de un problema que cada vez afecta a un mayor número de personas e impacta significativamente en su calidad de vida.

¿Qué es la pobreza energética?

Es la situación que se produce cuando en un hogar no hay recursos económicos suficientes para satisfacer las necesidades básicas en cuanto a energía. Esto implica que no es posible mantener una temperatura adecuada en la vivienda, tener agua caliente o una iluminación suficiente, porque no se puede hacer frente a una factura de energía de importe elevado.

Este fenómeno tiene un origen multifactorial. La primera causa es que los ingresos son insuficientes. Sin embargo, también influyen otras cuestiones como el elevado precio que la energía ha alcanzado en los últimos años o el hecho de que las viviendas más antiguas son poco eficientes desde el punto de vista energético y es necesario aumentar el consumo en climatización para obtener un nivel óptimo de confort térmico. A ello se suma que quienes están en esta situación, con frecuencia, desconocen las ayudas y subvenciones que tienen a su disposición, como el Bono Social de Electricidad.

La pobreza energética en España

Según datos de Eurostat de 2020, la pobreza energética, entendida en este caso como la capacidad de los hogares para mantener una temperatura adecuada en la vivienda, afecta al 9,1 % de la población. Nueve de cada cien personas no tienen capacidad para estar en viviendas con una temperatura de entre 18 °C y 22 °C en invierno y 25 °C en verano, tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En muchos casos, las personas en una difícil situación económica tienen que elegir entre comer o climatizar la casa y, lógicamente, optan por lo primero. En el caso de la higiene, la medida que más se toma es espaciar la periodicidad de las duchas.

La estadística pone de relieve que la pobreza energética afecta especialmente a las mujeres y tiene una gran incidencia en hogares donde viven menores de 16 años. Además, es más elevada en el caso de familias monoparentales y de familias numerosas, además de pensionistas

España contaba con una Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024 desde abril de 2019, un hito muy importante ya que, por primera vez, se definía qué era estar en situación de pobreza energética.

Para medir el impacto de las medidas planteadas, se utilizaron una serie de indicadores sobre pobreza energética que evidenciaban que en España entre 3,5 millones (8%) y 8,1 millones de personas (17,3%) se encontraban en situación de pobreza energética en 2017.

Qué es la pobreza energética

El objetivo de la estrategia era disminuir ese número entre un 25% y un 50%, pero en la última actualización disponible, relativa al año 2021, los resultados no fueron los esperados encontrándonos con indicadores que incluso habían aumentado, como el de la temperatura inadecuada de la vivienda en invierno, llegando a afectar a un 14,3% de la población española.

La estadística pone de relieve que la pobreza energética afecta especialmente a las mujeres y tiene una gran incidencia en hogares donde viven menores de 16 años. Además, es más elevada en el caso de familias monoparentales y de familias numerosas, además de pensionistas.

En la actualidad se encuentra en proceso de tramitación la nueva Estrategia con un horizonte 2025-2030 donde se ha anunciado, entre otras, hacer hincapié en medidas estructurales.

Impacto de la pobreza energética sobre las personas y en el medio ambiente

Esta situación tiene un impacto directo sobre las personas que la sufren, pero también afecta al conjunto de la sociedad a través de su impacto en el medio ambiente.

Impacto en las personas

Se ha demostrado que hay una relación de causalidad entre pobreza energética y ciertos problemas de salud. Porque vivir en un hogar frío provoca enfermedades respiratorias, reumatismos y otras afecciones. Además, si no se cuenta con agua caliente, es difícil hacer una buena higiene, y la falta de la misma es causa de propagación de enfermedades.

Por otro lado, la preocupación constante por la imposibilidad de pagar las facturas energéticas genera elevados niveles de estrés y ansiedad, afectando a la salud mental de las personas.

En el caso concreto de los niños, crecer en un hogar que no está bien climatizado puede afectar a su desarrollo cognitivo y físico.

En última instancia, en los casos más graves, quienes sufren este problema se ven obligados a reducir sus actividades sociales, lo que conlleva aislamiento y soledad. Por ejemplo, cuando no se puede acudir a un evento, como una entrevista de trabajo, porque no se ha podido lavar la ropa.

Impacto en el medio ambiente

La pobreza energética se da con más asiduidad en familias que residen en viviendas antiguas y poco eficientes desde el punto de vista energético. Esto implica que para tener confort térmico y calentar los espacios hay que subir la temperatura de la calefacción, lo que lleva a un mayor consumo de energía y una mayor liberación de gases de efecto invernadero.

Es habitual que las personas en esta situación recurran a fuentes de energía que son más baratas, pero también más contaminantes. Por ejemplo, la leña y el carbón.

Los expertos confirman que la pobreza energética acaba generando un círculo vicioso: las personas con bajos ingresos tienen dificultades para pagar las facturas de energía, lo que a su vez les impide mejorar la eficiencia energética de su hogar y reducir con ello su consumo. Esto acaba dando lugar a un mayor consumo de energía que se traduce en facturas de importe más elevado, lo que agrava todavía más la situación.

Cómo combatir la pobreza energética

Un problema tan complejo como este requiere de medidas de diferente naturaleza aplicables a diferentes niveles.

Medidas a nivel individual y comunitario

Es fundamental contar con un sistema de información que asegure que todos los ciudadanos sepan qué derechos tienen si no pueden pagar la luz, qué ayudas públicas están disponibles y qué medidas pueden adoptar para maximizar el ahorro.

Desde los Poderes Públicos también se está trabajando para impulsar programas de mejora de la eficiencia energética en los hogares, con medidas como el Plan Renove de sustitución de calderas antiguas o las subvenciones para la instalación de paneles solares, teniendo en cuenta incluir la pobreza energética como variable en otros programas de ayudas.

ONG e instituciones destacan que es necesario ofrecer asesoramiento personalizado a las personas en situación de vulnerabilidad, para identificar sus necesidades específicas y proponer soluciones adecuadas.

Medidas a nivel institucional

La más popular es el Bono Social, que reduce el coste de la energía para aquellas personas que han acreditado que están en una situación económica complicada. En la actualidad existe también la prohibición de cortes energéticos y de agua para hogares vulnerables hasta diciembre de 2025, una medida que sería recomendable asegurar de forma permanente para garantizar el derecho a la energía.

Por otro lado, se están poniendo en marcha programas de rehabilitación energética de edificios orientados especialmente a las viviendas sociales y las personas con bajos ingresos.

A largo plazo es necesario promover la transición hacia un modelo energético más sostenible, que abogue por las energías renovables y potenciar la inversión en tecnologías y en la creación de comunidades energéticas, donde las personas vulnerables podrían tener garantizado el derecho a la energía dejando a un lado el asistencialismo. Solo así estará garantizado que nadie tenga que preocuparse sobre qué es la pobreza energética. Si quieres saber más sobre cómo avanzar hacia soluciones energéticas de última generación, ponte en contacto con nosotros.